La investigación muestra que las enfermedades de la piel son una causa importante de discapacidad en el planeta. Los problemas dermatológicos causan varios efectos negativos, tanto físicos como mentales en las personas, porque alcanzan el órgano más grande y expuesto del cuerpo humano. La piel siempre está sujeta a la acción de virus, bacterias, hongos, luz solar, alérgenos e irritantes, lo que exige especial atención y cuidado durante toda la vida.
Y ahí es donde entra en juego la figura del dermatólogo, el profesional médico responsable del cuidado de la piel y el tratamiento de enfermedades relacionadas con él. Y hay innumerables enfermedades que este profesional necesita para enfrentar todos los días, como dermatitis, sarna, micosis, eczema, forúnculos, lepra, entre otras.
Y muchas de estas enfermedades generan varios tipos de secreciones, convirtiéndose en contaminantes potenciales, y pueden infectar a otros al propagar microorganismos dañinos para la salud, como el eccema y los forúnculos, que pueden contener líquido y pus.
Teniendo esto en cuenta, los guantes de procedimiento desempeñan un papel fundamental en la protección de los dermatólogos y también en la protección de los pacientes para evitar la propagación de enfermedades o empeorar la lesión existente. Por esta razón, son EPP (equipo de protección personal) indispensable en clínicas dermatológicas.
Además de tratar varios tipos de enfermedades de la piel, la rutina en una clínica dermatológica aún incluye numerosos procedimientos estéticos, como la depilación con luz y láser, microagujas, exfoliaciones, rellenos, tratamientos para el acné y aplicaciones de botox. Y procedimientos químicos y quirúrgicos, como liposucción, biopsias y cauterizaciones químicas y eléctricas.
Incluso los procedimientos más simples en esta lista pueden causar hemorragias menores y otros fluidos biológicos, que pueden contactar al dermatólogo y contaminar al profesional. Los médicos pueden adquirir hepatitis, VIH o incluso micosis y hongos si se descuida el uso de guantes o se hace de manera incorrecta.
Por lo tanto, siempre preste atención a los consejos:
- Presta atención al uso de guantes. La forma correcta de ponerse los guantes en las manos (especialmente los guantes quirúrgicos) interfiere con la efectividad de la protección que ofrecen.
- Recuerde que el uso de guantes no excluye la higiene de las manos. Es necesario seguir el lavado paso a paso (básico o quirúrgico), siempre antes y después de realizar cualquier procedimiento dermatológico.
- El tamaño de los guantes también es un factor importante. Preocúpese por elegir guantes del tamaño adecuado para sus manos, ya que los guantes sueltos reducen la destreza del profesional y dificultan el manejo de objetos, mientras que los guantes muy apretados pueden causar molestias, obstrucción de la circulación sanguínea, movimiento e incluso hacer que los guantes se perforen.
- El tiempo para quitarse los guantes también requiere cuidado. Si hay contacto con la parte contaminada de los guantes después del uso, el profesional también puede estar en riesgo. Se requiere cuidado y rigor con la técnica de eliminación de guantes para eliminar los riesgos para la salud del dermatólogo.
- Además, preocúpese por la validez de los guantes. Interfiere directamente con la capacidad de protección de los guantes para el profesional y el paciente, y tiene en cuenta el tiempo de degradación del material en condiciones normales o especiales.
- Y nunca olvide: ¡los guantes de procedimiento no deben reutilizarse! Lavar los guantes para reutilizarlos no garantiza la descontaminación total. Además, la capacidad protectora del material puede verse comprometida, experimentando cambios durante el proceso de lavado, lo que los hace ineficaces y peligrosos.
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